miércoles, 27 de julio de 2016

Continuando con la gloriosa historia

En el archivo del Colegio se encuentran, respecto a su historia los datos siguientes recopilados por el Doctor Maximiliano  Oyola,  según información verbal del antiguo secretario del plantel, Sr. Manuel Rojas Guevara, jubilado desde diciembre de 1924.

La ciudad de Chiclayo. (que en la lengua yunga o mochica se dice Chhekllayok, lugar donde hay ruinas verdes), es de origen o cultura muy reciente, y su progreso es  posterior  al de Lambayeque.  Los primeros historiadores de la conquista no citan a este pueblo.  Cuando el Virrey Conde de Nieva dispuso la fundación del pueblo de Santiago  de Miraflores de Zaña 16 de marzo  de 1564, dice el Dr. Cosme Bueno, en su almanaque de 1796, separó  ese valle del de Trujillo, y algún tiempo después, el virrey don Francisco de Toledo, agregó Chiclayo a la ciudad de Zaña, que tuvo cuatro conventos; el de San Francisco, La Merced, San Agustín y
San Juan de Dios, Don Fernando de la Carrera, cura de Reque, tratando de los curatos donde se habla la lengua yunga, de carácter aglutinante y polisintónico, dice en 1644, que Chiclayo, Eten y San Miguel de Picci, son beneficios de San Francisco; y un siglo después, según el Dr. Cosme Bueno, eso tres pueblos  forman siempre un curato, habiendo  en Chiclayo un convento de San Francisco y existiendo en la actualidad en está metrópoli departamental  la iglesia, que antes pertenecía al convento  de los seráficos franciscanos de San Francisco
enorme y bien construido edificio en el que se adoptó  el estilo románico, en sólida arquitectura. Fué en ese convento ya supreso, que se estableció el Colegio Nacional de San José. Con este fin, la Municipalidad de Chiclayo, apoyada por la junta Departamental de la Libertad, después de crear los arbitrios necesarios, se dirigió  al congreso de la República para el establecimiento de un plantel de enseñanza; y fué así que por resolución legislativa de 22 de diciembre de 1832, se mandó crear entonces en la villa de Chiclayo  el mencionado colegio, con la renta de los  conventos supresos de Zaña, que no están destinados a otros objetos y el superavit  de las capellanías de juro devoluto fundadas en la misma villa sin perjuicio  del tercero. El 17 de enero  de 1833, el presidente de la república general Agustín Gamarra  y su ministro  don José María Pando, ponían el cúmplase a la resolución  del Congreso.  Dos después, el 17 de junio de 1835, se había promulgado una ley por don Andrés Reyes presidente del senado, encargado del poder ejecutivo de la República disponiendo entre otras cosas, con motivo  del colegio de ciencias de Ica, que a todos los demás institutos de esta índole se les dotará de 800 pesos, entonces  habiéndose dirigido los síndicos procuradores de Chiclayo al Congreso, pidiendo que se dieran cumplimiento  a la ley de 1831 se expidió  la resolución legislativa del 21 de diciembre de 1849, por la que se dispuso que mientras convalecía la situación del Erario, se consignara en el presupuesto general la cantidad de mil seiscientos pesos para la dotación  de dos cátedras en el colegio de está ciudad.
Sin embargo hasta 1859, no se había abierto el Colegio, no obstante los veintiseis años transcurridos desde que se dispuso  su establecimiento.  Esto motivó  el decreto supremo del 11 de mayo de este año ordenando el cumplimiento de las leyes de su proposito, toda vez que, según informe de la Prefectura de la Libertad el local estaba cómodamente arreglado  y expedito  para la inauguración  del Colegio. En este mismo decreto  además de los 1600 pesos votados por la ley de 1849, que debían pagarse por mesadas iguales, se mandaron entregar, por una sola vez, 514 pesos para la compra del resto de útiles necesarios y 482 pesos cuatro reales para cubrir el déficit en el pago de la dos cátedras una de Matemáticas puras y Geografía; otro de Filosofía; e Historia, y la tercera de Latín, Gramática Castellana y Religión, observándose en lo demás el Reglamento del Colegio de Trujillo.  Más tarde y con el objeto de mejorar la condición del instituto  de nuestra metrópoli, se expidieron las leyes del 15 y 17 de enero de 1863, votando en el presupuesto general de la República la cantidad de 4000 pesos, para refaccionar y arreglar el primer claustro  del convento de San Francisco, en donde ya funcionaba  el Colegio de Ciencias, estableciendose además, dos cátedras para la enseñanza de inglés y del francés, con una dotación anual  de 400 pesos  para cada una; y elevándose el sueldo  del Director a la cantidad de 1200 pesos anuales.
En 1887, bajo el primer gobierno del  congreso del General Cáceres por ley de 17 de
diciembre, como rentas propias del Colegio Nacional de San José, que se había organizado bajo el imperio  de la ley orgánica de 1876, y la complementaria de 1886, se estableció un impuesto de cinco centavos por cada 138 kilógramos de arroz en cáscara, que introduzcan en los molinos del departamento; cinco centavos por cada saco de arroz de 87 kilógramos que se importe por los puertos de Eten y Pimentel; y 25 centavos por cada 11 kilógramos de maíz que se consuma en  los pueblos del departamento, advirtiéndose en el artículo 2do. de la enunciada ley, que por ningún  motivo, podrá darse distinta aplicación  a los arbitrios a que élla se contrae.
En virtud del decreto supremo de 1 de Mayo  de 1859, el  Colegio de San José se abrio para el
Proyecto formulado por el Doctor Karl Weiss del edificio que debe ocupar el Colegio Nacional de San José
público, siendo su primer Director  don Clemente Peralta y Sub- Director don Juan Quevedo.   Continuó  funcionando hasta la guerra con Chile en 1879, pero en 1882, los chilenos al mando de don José Urritel  Urrutia y don Demetrio Carvallo, ocuparon la ciudad de Chiclayo, de donde dirigieron  dos expediciones: una  a Chongoyape a ordenes de Isidro de Lebra, y la otra a Jayanca y Olmos, al mando del capitán Francisco Antonio de Machuca; permaneciendo el resto de las fuerzas acantonadas en el Colegio de San José, que lo dejaron en un estado, verdaderamente ruinoso, cuando el 26 de julio de 1883, desocuparon la capital del departamento  después de incendiarla e imponerle un cupo de 30,000 mil soles de plata que fueron remitidos a Lima.
Concluida la guerra y después de haber servido  de cuartel el Colegio  de San José a las fuerzas chilenas, como lo dejamos dicho. El Prefecto del Departamento, don José Antonio Larco secundado la iniciativa por los doctores Francisco  E. Tagle,  José Rivadeneyra y el señor Claudio Ortigas, promovió una reunión general en el Teatro 2 de Mayo con el objeto de proceder, por erogaciones  voluntarias, a la seria reparación, del pavimento, paredes, puertas  y ventanas, en su mayor  parte destruídas por el ejercito.
Acogida con entusiasmo  tan patriótica empresa, el Prefecto Alarcón encabezó la suscricción  con 200 soles de plata para la obra encomendada a una comisión de la que fué secretario el doctor Rivadeneyra y Tesorero don  Claudio Ortigas, corriendo los trabajos a cargo los señores Miguel Laca, Eugenio Moya, Alfredo Lapoint y otros.
Restablecido el régimen constitucional, el Prefecto  don Francisco  Ríos fomentó también, con el prestigio de su autoridad, aquella importante obra.
Vino después el Coronel don Pedro Ugarteche, quien puso en las manos de la junta de reparación del Colegio las últimas valiosas erogaciones con las que se terminó aquella serie de reparaciones, mediante las cuales el Colegio quedó más cómodo y decente de lo que fué en su principio.
Orquesta del Colegio Nacional de San José
En 1888 el Colegio de San José abrió sus puertas a la juventud bajo la inolvidable dirección del respetabilísimo doctor Tagle, que tuvo como sub-director al competente educacionista doctor don José Rivadeneyra, verdaderos restauradores de ese plantel  e iniciadores de su progreso.  En 1896, con motivo de la guerra civil que amagó al país hasta 1895, el colegio estuvo cerrado hasta que, restablecida la normalidad de la situación, ha continuado hasta hoy en su marcha.
Del alumnado:
El número de alumnos en el año 1891 era 87, que decreció durante los años siguientes llegando en 1902 a tan solo 40 alumnos.
En el año 1905 eran 99, número que llegó hasta 1909
En el año 1910 llegó a un total de 145.
En el año 1911 se abrió el nivel primario, lo que casi duplicó  el número.
En  el año 1913 llegó a 324, al rededor del cual fluctuó la población escolar durante todos los años siguientes hasta el año 1920.
En el año 1921 alcanzó 400 alumnos.

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